Impuestos a refrescos pegan más a los pobres que los de la gasolina: académicos

Los impuestos a los alimentos con alto contenido calórico y bebidas endulzadas como refrescos y jugos son regresivos y con un impacto 12 veces mayor que el IVA a la gasolina Magna para las familias con menores ingresos económicos, de acuerdo con un estudio de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

“Comparando el impuesto a los refrescos con el de las gasolinas, el primero es 12 veces más regresivo que el de la Magna. Esto es porque los hogares más pobres dedican una parte muy elevada de su ingreso a este tipo de productos”, comentó Daniel Flores, investigador de la UANL, durante la presentación del estudio “Industrias de las bebidas no alcohólicas y los alimentos, efectos del IEPS y contribución económica”.

El análisis indica que en 2016, las familias con el decil más bajo gastaron 2.32% de su presupuesto en refrescos y el 4.73% en alimentos también llamados “chatarra”.

En tanto, las familias con el decil más alto gastaron 0.60% y 3.03%, respectivamente.

El especialista señaló que el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas endulzadas los absorben los hogares más pobres en un 50%, mientras que su ingreso representa sólo el 25% del total nacional.

Esto “agrava los problemas de desigualdad en el país, un impuesto como éste genera efectos diferenciados según el producto gravado y las industrias que afecta contribuyen a la generación del 2.5% del valor agregado de México”, añadió Joana Chapa Cantú, directora del Centro de Estudios Económicos (CIE) de la Universidad.

En la iniciativa de la Ley de Ingresos de la Federación del Paquete Económico 2020 se contempla un aumento del 2.5% a 28,660.5 millones de pesos por la recaudación de impuestos a bebidas endulzadas. Además, dicha industria tendrá una actualización en la cuota de acuerdo con la inflación.

“El Ejecutivo gederal propone que a partir del 1 de enero del 2020 la cuota aplicable sea de 1.2705 pesos. Dicha cuota reconoce la inflación generada durante el año de 2018, así como la estimada para 2019 en los Criterios Generales de Política Económica”, indica la iniciativa.

De igual manera, se espera que la cuota esté sujeta a una actualización anual, para mantener en valores constantes la carga fiscal y reducir el acceso a estas bebidas.

Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto se estableció un gravamen de un peso por litro a las bebidas azucaradas, el cual entró en vigor en 2014 con la reforma fiscal, junto con el impuesto de 8% para la comida “chatarra”, con la finalidad de combatir problemas de salud como obesidad y diabetes y disminuir el consumo de estos productos, sin embargo, especialistas indican que ese objetivo no se cumplió.

FUENTE: forbes